sábado, 28 de marzo de 2009

El circuito del Jarama herido de muerte

O mejor dicho lo han matado. Una sentencia obliga al mítico circuito madrileño a que no puedan superarse un cierto nivel de dB en las viviendas de los vecinos más próximos al circuito.

El circuito acentúa su declive por culpa de la denuncia de un vecino al que una sentencia le otorga el derecho a que no le llegue ningún tipo de ruido que supere un cierto nivel y obliga a fijar el límite de ruidos en su vivienda en 65 decibelios, es decir idéntico límite al que tienen las zonas residenciales de la ciudad.

No obstante el circuito tiene permitidos 20 días al año en los que el ruido es libre y en los que tendrán cabida las pruebas del Europeo de Camiones, el campeonato nacional de GT, la superleague Fórmula o la Clio CUP.

Dado que 65 dB es un nivel muy bajo para un coche de carreras el circuito ha comenzado la construcción de una pantalla acústica que permitirá subir el nivel de ruido en pista a 90 dB.

A pesar de esto no se podrán celebrar en el circuito pruebas de velocidad de motos ya que este
tipo de vehículos con escapes de estricta serie superan los 95 dB.

“El RACE apuesta por competiciones ligadas al medio ambiente”
Con esta frase el RACE quiere explicar la suspensión del TRM (Trofeo RACE de motos) sin tener en cuenta que los vehículos de dos ruedas son menos contaminantes que cualquier otro vehículo a explosión, se crea el trofeo Eco Turismos, cuyas prestaciones serán muy bajas debido a la limitación impuesta en el sistema de escape y son más contaminantes que las motos.

De tenerlo todo, incluida la F1 y el Mundial de Velocidad de Motos, se ha pasado a unas instalaciones románticas, pero muy viejas, parcheadas y con polémicas abiertas por razones de seguridad que ya no pueden albergar competencias de tales envergaduras.

¿Especulación urbanística?
Al final después de años de apretar cada vez más las tuercas al circuito, la urbanización del mismo RACE, CiudadAlcampo, parece estar cerca de salirse definitivamente con la suya.

El Jarama se inauguró en 1968 y ninguna urbanización lo rodeaba en kilómetros a la redonda, luego se construyeron allí viviendas a granel a poca distancia del circuito y todos los compradores sabían que por ello padecerían ruidos, problemas de tráfico en días de carreras etc. Por eso pagaron menos por su terreno de lo que costaba en lugares más tranquilos, pero desde el primer día que compraban comenzaban ya a atacar al circuito para quitarlo de allí por ruidos y molestias.

La especulación urbanística sin fin y el valor de los mismos terrenos en los que se ubica el circuito parecía abocar al Jarama a desaparecer, devorado por las urbanizaciones colindates.

Pero la sentencia sobre los ruidos llega en un muy mal momento para recalificar estos terrenos, que en otros momentos hubiese sido un gran negocio.